Recientemente se ha empezado a hablar de un tipo de talento “especial”, llamado talento disruptivo. Para entender mejor el significado de este tipo de talento, vamos a aludir a las definiciones que ofrece la RAE a las palabras Talento y Disruptivo. La palabra Talento hace referencia a personas inteligentes o aptas para desempeñar una determinada ocupación; la palabra Disruptivo hace referencia a la rotura o interrupción brusca de alguna cosa. En este caso, hablar de Talento Disruptivo haría referencia a una persona inteligente que puede desempeñar con éxito algún tipo de tarea (o muchas) y que su forma de lograrlo será utilizando métodos distintos e ingeniosos, posiblemente nuca vistos antes, y que al final, serán nuevas y mejores formas de hacer las cosas.
Bien se podría confundir todo lo anterior con talento innovador, y si bien es cierto que el talento disruptivo contiene muchas dosis de talento innovador, no sólo es lo único que posee una persona a la que se le considera que tiene talento disruptivo. En definitiva, alguien que posee este talento será aquel que rompe con todo lo conocido, lo convencional, lo clásico, lo que se supone que es lo correcto, todo ello para aportar sus propias ideas, que suelen ser innovadoras, creativas, oportunistas y totalmente revolucionarias.
Durante mucho tiempo se ha considerado a personas de este estilo como personas “difíciles”, pues gustan de discutir, debatir y cuestionar las decisiones tomadas, y en un grupo de trabajo, este comportamiento puede provocar mal clima laboral. Estos hechos suelen ser interpretados por el resto de forma que piensan que la persona con talento disruptivo hace las cosas que hace para molestar al resto, cuando en realidad lo hace motivado por obtener lo mejor para la empresa, guiado por su propia confianza en sus ideas, que en la mayoría de los casos logran con éxito llevar a cabo sus ideas.
Otra diferencia con el talento innovador es que estas personas son auténticos inconformistas, por lo que en muchos casos pueden suponer una amenaza para muchas personas acostumbradas a trabajar por métodos clásicos y rutinarios que hasta el momento han funcionado, además no todos los directivos admiten que cualquiera cuestione sus decisiones o que se desobedezcan las normas constantemente.
La clave para superar con éxito estos inconvenientes reside en saber guiar a aquellas personas con talento disruptivo hacia el bien común de la compañía, realizando acciones como por ejemplo, situarles en equipos de mente abierta y flexible, dirigidos por gerentes que lideren a esas personas, escuchando y permitiendo dar paso a la creatividad e ingenio. Para que esto se cumpla de la mejor forma posible es necesario tener previsto un plan de integración para este tipo de empleados antes de su entrada en la empresa.
El objetivo de tener a este tipo de personas dentro de una empresa es el beneficio que pueden aportar: siempre estarán proponiendo nuevos proyectos, identificando las tendencias futuras; aportarán soluciones inimaginables ante problemas a simple vista complicados; suelen ser grandes oradores en debates y cuestionan el status quo; y por último y no menos importante, serán la llave que dirigirá a la empresa hacia la diferenciación e innovación.